
Me enfurece la desaparición de las cosas, me enfurecen esos cambios brutales. Y cuanto más envejezco, más deprisa se producen los cambios: amigos que desaparecen, paisajes que se abarrotan y desordenan. Quiero que mis amigos sigan siempre ahí, quiero que los sitios que me gustan sigan igual. Quiero que haya determinados puntos fijos en el universo con los que pueda contar. No quiero seguir echando de menos voces, rostros, nombres. Quiero ser capaz de andar con los ojos vendados. No quiero tener que aprender a moverme por las habitaciones una y otra vez. Quiero poder iniciar conversaciones sin ningún tipo de preámbulos ni de introducciones.
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