jueves, 9 de junio de 2011

La tempestad, Juan Manuel de Prada


Nadie altera sus hábitos impunemente, nadie se inmiscuye en otras vidas sin padecer un contagio irreversible, nadie otorga a otro su odio o su amistad sin recibir a cambio un cargamento de culpas y confidencias no deseadas y lágrimas retenidas.

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