jueves, 9 de junio de 2011

La caverna, José Saramago


Y nosotros que sólo podemos ser lo que fuimos, de repente descubrimos que ya no somos necesarios en el mundo, si es que alguna vez lo fuimos, pero creer que lo éramos parecía bastante, parecía suficiente, y era en cierta manera eterno, durante el tiempo que la vida durase, que eso es la eternidad, nada más que eso.

Sí, oímos decir muchas veces, o lo decimos nosotros mismos. Uno se habitúa, lo dicen, o lo decimos, con una serenidad que parece auténtica, porque realmente no existe, o todavía no se ha descubierto otro modo de expresar con la dignidad posible nuestras resignaciones, lo que nadie pregunta es a costa de qué se habitúa uno.

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